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Ayudar a las personas es algo que siempre quise hacer. Sin embargo este talento se ha ido desarrollando de muchas formas durante mis 32 años de vida.
A los 16 años tuve mi primera experiencia con los trastornos alimenticios. Como muchos adolescentes no me sentía bien con mi cuerpo y empecé a dejar de comer de forma restrictiva. Mi bajada de peso alertó a mis padres, que muy responsablemente me llevaron a tratar mi desorden alimentario, pero desafortunadamente no fue un tratamiento exitoso.
Con esa edad mi prioridad era poner fin a ese episodio y dejar de sentirme como un bicho raro por mi obsesión por el cuerpo. En ese momento, esa circunstancia se convirtió en otra gran lección de vida: Lo que no se sana se repite.
Había llegado al punto de normalizar mis trastornos alimenticios aprendiendo a convivir con ellos, pero ya empezaba a descontrolarse. Durante los últimos años sufría atracones casi diariamente y las mentiras porque nadie se enterase empezaban a pesarme.
Una vez escuche, si tu no paras, la vida te para.
Como puedes ver, vivía por y para lo que piensen los demás;
por suerte, los planetas se alinearon a mi favor y empecé un proyecto que no era tan exigente con mis horarios. Gracias a esa flexibilidad vi la oportunidad de empezar a ir a terapia sin levantar sospechas.
Trabajar en recursos humanos me hizo feliz porque sentía que podía ayudar a las personas a ser más felices en su trabajo. Sin embargo, a medida que pasaban los años descubrí que puedes ser infeliz aún teniendo un buen trabajo, que el tiempo no se compra con dinero y que puedes ser exitosa profesionalmente y no sentirte realizada.
No te mentiré, no fue fácil; Con diferencia el año que más he llorado y he sufrido; pero, como siempre te digo: ahí empieza la magia.
Terapia, psiquiatras, nutricionistas, terapia de grupo… lo di todo vaya y el paso más importante estaba aún por llegar. Todo este proceso me llevó a dejar las dos cosas que hasta entonces creía que era lo que más sentido le daba a mi vida: mi pareja y mi trabajo.
La ruptura con mi ex
Ponerle fin a la relación con mi ex sin duda ha sido de las experiencias más transformadoras y liberadoras de mi vida.
Se suele decir que en las relaciones siempre hay alguien que pone más, quizás es el quiere más; ahora con los años de vida te diré que creo que el que pone más es el que más miedo tiene a que le dejan y quedarse solo, pues esa era yo.
Atender a mi necesidad de aceptación, aprobación y empezar a preguntarme qué quiero, yo me libero enormemente de las expectativas ajenas, dándome la oportunidad de amarme incondicionalmente.
Estas reflexiones me llevaron a querer buscar herramientas para ayudar a las personas a ser felices en su trabajo y en la vida. Y fue entonces cuando me metí de lleno en el mundo del crecimiento y desarrollo personal. ¿Cual fue la primera sorpresa?: Antes de ayudar a los otros, primero debía ayudarme a mí.
Creo firmemente que el mundo está diseñado para que sigamos estereotipos y cumplamos sueños de otros.
Entonces mi pregunta es: ¿Qué quieres tú?
Fue entonces cuando el coaching llegó a mi vida, y dediqué 3 años a formarme y crear mi propio negocio de coaching en autoestima.
Desde hace 2 años que me dedico a crear experiencias, en las que fusiono el turismo saludable y el crecimiento personal, para negocios que quieren convertir el BIENESTAR en el SU MARCA.
No sé cómo llegaste a mi perfil ni en qué momento vital te encuentres, pero te quiero ayudar.
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